lunes, 27 de noviembre de 2017

No me voy a morir

O sí, y a la chingada.

Entiérrenme debajo de un montón de flores, esparzan mis cenizas en el mar, en un huerto de estrellitas: que se confundan con la arena en el desierto, o con la tierra del Audiorama. Escóndalas entre las páginas de un millón de libros, en las esquinas de las mejores taquerías, o entre el serrín de hartas pulquerías.
Pongan música bonita en mi funeral: que todos bailen y coman. Que haya mezcal, salsa cubana, guacamole, swing, mojitos y cha cha chá. (Pero, por favor, nada de indio ni Stella, ni una sola canción de Maluma...)
Que haya poemas, una recopilación de mis cartas de amor;

un                                                                                                                            PUTERO
de lágrimas.


Un                                                                                                                           CHINGO
de risas.

O sí, y el papel se va a incendiar, el agua se evaporará.
Habrá retortijones de tripas, silencios descontados. Una pista de baile oscura y repleta; rincones invadidos de rencor irresuelto, de alegría consumida, de recuerdos en común. Cosas rotas en pedazos, otras buscando su mitad.
Si me entierran, que no sea a perpetuidad. De preferencia, en el tercer atrave. Dejen que mi tumba la visiten los gatos.
Planten amapolas o una jacaranda con los restos de mi cuerpo. Quemen todo lo que escribí (excepto las cosas buenas) y dancen alrededor de ellas. Repasen esas páginas repletas de sus nombres. Pinten de blanco la pared donde pongo la altura de la gente a la que quiero.
                                                                                                           (No. Mejor eso no. Sólo
borren algunos).

El día de muertos póngame un caballito con Tepextate, pan - de preferencia de pueblo - y sal de mar.
No le enseñen a nadie mis FanFics de los caballeros del zodíaco; mis pajaros de papel; mis chistes personales; mis onomatopeyas y gemidos.

No me voy a morir,
o sí
y qué                                                 


"Morir también es ley de vida".
Así que, ya estoy organizando mi funeral:

Saldré a recorrer las calles, a enseñarle a nadar a mis alegrías en pulque, mezcal y chela: comeré por los buenos tiempos, bailaré sobre y debajo de la banqueta, desdibujando las noches que pasamos juntos. Me arrancaré el cabello y dejaré extinguir mi sonrisa hasta que llegue la madrugada y conjure todo lo aprendido, espantando a la nostalgia. Contaré la historia desde tu punto de vista, desde el mío: al diablo la objetividad  y la subjetividad. Cerraré el libro, lo morderé, lo llenaré de lágrimas y correré la tinta de los recuerdos y las angustias, de los deseos y las esperanzas.


Me voy a morir,
a la chingada.
Y qué


Cuando lo haga, quiero que sepas que fue                              por ti.

Por el puro pretexto de organizar una fiesta tan buena, un homenaje; por la genialidad de los duelos, que traen consigo...
                                                                                                           [Hartas cosas buenas]


A eso vine al mundo: amar y morir.


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