viernes, 5 de julio de 2013

Abigail

-¿A poco te gusta el laboratorio? -
Sí, me gustan los láseres y las lentes, los prismas y los colores. Me gustan las cosas que entiendo.

Abigail casi siempre usa vestidos. Lleva el cabello largo, larguísimo y suelto, con unos cuantos mechones pintados de rojo. Me intimida cuando lleva la frente descubierta, cuando me mira con la cejas ligeramente fruncidas, o con ese gesto serio propio de su papel de ayudante de laboratorio. Me intimidan sus anotaciones en azul o negro -pero jamás rojo, como su cabello- sobre mis prácticas del laboratorio.

 - Hola Abi -

 Abi. AbiAbiAbi. Me gusta la contracción de su nombre. Me gusta que mi profesor le diga "Abigato". Y a veces no puedo evitar usar ese tono infantil en su presencia. Ese "Abi" agudo y tierno. Por que me intimida: me intimidan sus ojos cuando lleva la frente descubierta, me intimidan sus preguntas, porque en el fondo sé que lo sé, pero en la superficie es tan complicado... Pero Abigail es amable, y dice "No es un examen". Y yo lo sé.

El profesor me habla de "tu hermana Abigail", pero nunca he sentido una fraternidad tan lejana. No sé cómo acercarme a Abigail. Por que me intimida su conocimiento, me intimida que sea tan inteligente. 

Abi. AbiAbiAbi.
Me gusta tu risa Abi. Me gusta tu sencillez y tu manera de ver las cosas. Me encanta cuando me explicas y cuando haces deducciones. Me gusta que te gusten los gatos, como a mí. Me gusta que te rías de todo, que cuentes las cosas riéndote y respondas riéndote. Te admiro Abi. Si alguna vez quisiera ser como alguien, definitivamente sería ser como tú.
Me das miedo porque te admiro Abi, porque no sé cómo acercarme a ti.

Abigail siempre encuentra temas de conversación que me sacan de mi timidez habitual. Me pregunta cosas y siempre me hace sentir que hablo de más. Abigail me hace alinear los dispositivos experimentales para que aprenda, siempre trato de mostrar la mejor disposición, el mayor interés. Me es muy fácil proponerle cosas que se me ocurren, a diferencia de a muchas otras personas.
A Abigail le gusta el panqué de elote. Nunca había conocido a alguien que le gustara el panqué de elote. Quisiera hacerle uno. Quiero decirle que le estoy inmensamente agradecida, porque aunque ella no lo sepa - ni yo pueda decírselo -, me dio un lugar en este mundo que escogí que es la ciencia. Antes de trabajar con ella me sentía tan perdida, tan asustada. Ella y el profesor me centraron, me regresaron a la posición de equilibro. Me libré de grandes esquinas y encontré lo que tanto estaba buscando. Toda gracias a un simple comentario. Todo gracias a la agudeza y el entusiasmo de Abigail.

Mis amigos dicen que los intimido porque soy inteligente y - ellos utilizan esa palabra- culta. Ahora sé lo que ellos sienten: porque Abi sabe de todo un poco, lo que no lo averigua o lo pregunta.
Me gusta la mente de Abi. Su mente me resulta hermosa.
Por esa me da miedo cuando lleva la frente descubierta y me clava la mirada. Ojalá nunca deje de aterrorizarme.
Ojalá un día yo pueda aterrorizar a alguien como ella.

 Srita. Entropía ~ 

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