domingo, 10 de junio de 2012

Y darnos un beso que nos nos despida ~



No sé si ya lo planeabas o si lo pensaste, pero cuando tu boca se deslizó sobre la mía al despedirnos, se me olvidó el mundo, el suelo, el calor, las horas, lo hayas intuido, o calculado, o no.
Tú y tu traje negro de rayas me hicieron perder todas las nociones de la realidad. Una acción fantasma a distancia me obligó a negarte mi mejilla para darte mi boca, el beso, que tú te enteres de mi y yo de ti, como dos partículas que necesitan saber qué le pasa a la otra cuando ambas se ven sometidas a una misma acción, fuerza, destino, la mano de Dios, como quieras llamarle.
Ya iban dos veces en que tu pie se preparaba para abordar el pumabus, como todas esas veces que huiste con las palabras y me dejaste sólo la entropía, la cual aún no termino de ajustar linealmente en este mundo de acciones irreversibles e incontrolables. Pero te detuviste, regresaste, me llamaste "tramposa" e inclinaste tu cuello, como lo haces cuando me pides un beso, y ya no me pude resistir: tuve que tomarte el rostro con ambas manos, como en las películas románticas, atraerte hacia mí, como los polos opuestos. Ya hemos hablado de la acción electromagnética: y llévate la incertidumbre, llévate todas mis variables aleatorias, los errores humanos y las emociones que ni la geometría podría definir. Quiero seguir en dirección lineal, desajustarme cuando tenga que hacerlo y que vengas a reacomodarme aunque sea en cuadrados chiquititos. Que esto tenga solución en nuestro propio campo vectorial, divergencia menor a cero hacia ti, hacia mí.
Y te di el beso que debería poder darte todos los días, cuando vayas, vengas, regreses, te ausentes unos segundos y seamos como el gato de Schrödinger, estados sobrepuestos, ¿vivo o muerto? Respiremos, la pausa no nos ha matado. Las cuerdas no se han desenredado, ¿has pensado en lo bonito que sería vivir sobre una banda de Möbius? O quizás sobre un toro para poder peinarnos perfectamente y que me expliques porque puedo escucharte en el vacío y con gravedad cero, hacer experimentos con tu sonrisa, que ha resultado serlo todo: la función fundamental, los únicos armónicos.
Cuando nos caigamos, nos levantaremos. "No todo está perdido" dijo el buen Jorge Drexler. Noslevantaremos.
Seni sevyorum. Turquía no está tan lejos, probablemente tampoco el país de nunca jamás, que también vive en tus ojos. Y mis manos tantearon tu piel y desearon quedarse con ese nebo rubí de tu pecho, con tus orejas que todo lo escuchan, que diluyen los últimos ecos de mi boca para llevárselos a quién sabe dónde; ven a ayudarme a justificar lo que haya que justificar. Quedarnos sin asíntotas para que las hipérbolas culminen en el ósculo perfecto, la aproximación idealizada.
Tómame de la mano, fiel tú entre los fieles, hasta que se me olviden los agujeros negros y el polvo estelar que lleva la muerte en los pies; que al final sólo queden el mar y los hilos de las estrellas.
Vamos a ocuparnos del universo para encontrar que es infinito.
Y mis manos no querían dejarte ir. Pero no hoy. En otro plano, en otra historia. En otro poema sin concluir, sin leerte. Me quedé allí parada, esperando.

Siempre estaré aquí, esperando. En este sistema de referencia donde, lo veas cómo lo veas, tú y yo siempre vamos a ser infinito más uno.

Srita Puntual ~
[Para ti, mi matemático poeta.]

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