martes, 19 de junio de 2012

»| Artistas de la cuerda floja



Cambié cigarros y otros malos vicios por comida y malabares, aros en mi cintura, colgarme de cabeza en un tubo y besos tuyos en espacios abiertos, en los pisos fríos, en mis orejas, en mi boca, en mi frente.
Las esquinas dejaron de acumularse, todas las cosas tienen nombre. Dejé de hacer tonterías con mis sentimientos y con mis palabras para escribirte poemas, cuentos que se morían por salir de mi mente y arrojarse desde mis dedos; para que todo fuera puro y mero amor por ti.
Me hiciste aprender a besar correctamente en la mejilla al saludar. Encontrar besos que se reinventan y no tienen miedo ni pudor al cambiar, experimentar.
Cambié horas muertas y flojera por la determinación necesaria para hacer lo que más me gusta: aprender, enseñar, ayudar de nuevo. He vuelto a malabarear con posibilidades infinitas y positivas.
¿Qué chistoso no? Uno tiene concepciones extrañas del amor. Yo tenía ciertamente unas muy raras, demasiado complicadas. Pero no, ahora sé que tan sencillo, tan claro. Tiene que ver con el vértigo, con los acantilados, la luz, el mar y la luna. Esas cosas lo rigen. Todo eso lo llevas en los ojos.
Cambié cobardía por el valor necesario para aceptar que Peter Pan nunca vendrá, que yo puedo transformar las cosas a mi alrededor. Que aunque el ser humano necesite errores y dolor, no hay que exagerar, ni optar por los peores siempre. Una vez que se aprende, no repetir estupideces.
Cambié malas palabras por sinónimos que no creí existieran si quiera; el interés por explorar opciones y probarlas.
Cambié una concepción errática y difusa del universo por la idea clara de que todo puede cambiar. De que el amor es la mejor razón es para eso. La vida es acto. 
Nadie dijo que cambiar fuera fácil. Ni siquiera tú. Supongo que el chiste está en aceptar que se puede cambiar. Es normal tener miedo a cambiar ¿qué tal si todo sale mal?
Cambié las dudas por tu monociclo y por esa sonrisa que haces cuando hago las cosas bien, para bien. Cuando crees en mí y en mis vectores que ahora tienen dirección y sentidos claros. Pronto tendré que aprender a usar tacones correctamente para estar a la altura de sus magnitudes.
Cambié caos por algunos principios sencillos y sin embargo, creo que estarías de acuerdo con varios.

Cambié mi más grande torpeza, varios de mis defectos, el horizonte de eventos incierto del agujero negro que hay dentro de mí por la cuerda, aunque floja, que me regalaste: la esperanza.
Ahora sé que nunca caeré de ella como antes.

Srita. Entropía ~
[Y espera a que pueda andar en monociclo sobre ella]

Conmigo •



Duerme conmigo, quédate conmigo, come conmigo, corre conmigo, ríe, llora, canta, tiembla, aprende, echa a perder, repara, perdona, reza, lee conmigo, escribe conmigo, viaja conmigo, ten miedo conmigo, toma valor conmigo; cambiemos juntos, baila conmigo, camina conmigo; creamos juntos, hagamos juntos, crezcamos juntos; imagina conmigo, aclara, prueba, aventúrate, experimenta, enójate conmigo, grítame, perdóname, corrígeme; ayudemos juntos, malabarea conmigo, escóndete conmigo, miremos el mundo juntos; mécete, respira, nada, camina sobre la cuerda floja conmigo, estudia, escucha, vive conmigo; trabajemos juntos, crea, toca, espera; cásate conmigo.


[Escrito originalmente en un mensaje de texto que nunca envié]


Srita. Puntual ~
[Esperaré]

domingo, 10 de junio de 2012

Y darnos un beso que nos nos despida ~



No sé si ya lo planeabas o si lo pensaste, pero cuando tu boca se deslizó sobre la mía al despedirnos, se me olvidó el mundo, el suelo, el calor, las horas, lo hayas intuido, o calculado, o no.
Tú y tu traje negro de rayas me hicieron perder todas las nociones de la realidad. Una acción fantasma a distancia me obligó a negarte mi mejilla para darte mi boca, el beso, que tú te enteres de mi y yo de ti, como dos partículas que necesitan saber qué le pasa a la otra cuando ambas se ven sometidas a una misma acción, fuerza, destino, la mano de Dios, como quieras llamarle.
Ya iban dos veces en que tu pie se preparaba para abordar el pumabus, como todas esas veces que huiste con las palabras y me dejaste sólo la entropía, la cual aún no termino de ajustar linealmente en este mundo de acciones irreversibles e incontrolables. Pero te detuviste, regresaste, me llamaste "tramposa" e inclinaste tu cuello, como lo haces cuando me pides un beso, y ya no me pude resistir: tuve que tomarte el rostro con ambas manos, como en las películas románticas, atraerte hacia mí, como los polos opuestos. Ya hemos hablado de la acción electromagnética: y llévate la incertidumbre, llévate todas mis variables aleatorias, los errores humanos y las emociones que ni la geometría podría definir. Quiero seguir en dirección lineal, desajustarme cuando tenga que hacerlo y que vengas a reacomodarme aunque sea en cuadrados chiquititos. Que esto tenga solución en nuestro propio campo vectorial, divergencia menor a cero hacia ti, hacia mí.
Y te di el beso que debería poder darte todos los días, cuando vayas, vengas, regreses, te ausentes unos segundos y seamos como el gato de Schrödinger, estados sobrepuestos, ¿vivo o muerto? Respiremos, la pausa no nos ha matado. Las cuerdas no se han desenredado, ¿has pensado en lo bonito que sería vivir sobre una banda de Möbius? O quizás sobre un toro para poder peinarnos perfectamente y que me expliques porque puedo escucharte en el vacío y con gravedad cero, hacer experimentos con tu sonrisa, que ha resultado serlo todo: la función fundamental, los únicos armónicos.
Cuando nos caigamos, nos levantaremos. "No todo está perdido" dijo el buen Jorge Drexler. Noslevantaremos.
Seni sevyorum. Turquía no está tan lejos, probablemente tampoco el país de nunca jamás, que también vive en tus ojos. Y mis manos tantearon tu piel y desearon quedarse con ese nebo rubí de tu pecho, con tus orejas que todo lo escuchan, que diluyen los últimos ecos de mi boca para llevárselos a quién sabe dónde; ven a ayudarme a justificar lo que haya que justificar. Quedarnos sin asíntotas para que las hipérbolas culminen en el ósculo perfecto, la aproximación idealizada.
Tómame de la mano, fiel tú entre los fieles, hasta que se me olviden los agujeros negros y el polvo estelar que lleva la muerte en los pies; que al final sólo queden el mar y los hilos de las estrellas.
Vamos a ocuparnos del universo para encontrar que es infinito.
Y mis manos no querían dejarte ir. Pero no hoy. En otro plano, en otra historia. En otro poema sin concluir, sin leerte. Me quedé allí parada, esperando.

Siempre estaré aquí, esperando. En este sistema de referencia donde, lo veas cómo lo veas, tú y yo siempre vamos a ser infinito más uno.

Srita Puntual ~
[Para ti, mi matemático poeta.]