martes, 29 de julio de 2014

Al demonio

[Al demonio con ustedes muchachos]

Lo supe estando allí encaramada, en las gradas del estadio Azteca. Los testigos de Jehová predicaban guardar el corazón, entregárselo a la persona con quien te cases.

Salvaguarda tu corazón.

Y una mierda.

Bajé como pude, como me lo permitieron los espantosos zapatos planos que traía puestos, con un montón de grullas de papel en una bolsa y me escabullí, perdiéndome en territorio desconocido.
Hice esa y otras muchas cosas por amor.

Lo supe también estando allí sentada, en las escaleras del instituto de matemáticas. Desbordé mi pasión sobre él porque me creí libre de hacerlo. Quizás, al final, eso fue lo que lo devoró, venciéndolo por completo.
Aún así, escribí un mail entregando lo más valioso de mi pequeña y avasalladora persona: la esperanza. Abogué por las cosas buenas, una vez más, y prendí una velita en el fondo de mi esquina más oscura.
Volvería a hacer todo lo que hice por él. Volvería a descalibrar mi mundo por él.

Lo supe acostada sobre el sillón en el cual nos sentábamos a besarnos. Escuché al polvo repetir latidos y quizás dejé un par de pulsaciones entre los pliegues de los cojines. Mis lágrimas se fueron a algún sitio que los físicos no conocemos. Aún así, seguí intentándolo, necia como siempre he sido. Hoy en día, su amor es el más fiel y puro que he sentido. Porque vencimos el miedo.

Supe que yo fui hecha para amar. Para morir también.
Pero no fui hecha para la bolsa negra.

(Romperme el corazón ya no es pretexto. Después de todo, de eso vengo. A eso voy).

lunes, 21 de julio de 2014

En una bolsa negra

"Dejé tus cosas. Están en una bolsa negra".

A fin de cuentas
la vida también acaba
en una bolsa negra.

La unidad
"toda una vida"
se acaba más rápido
que treinta segundos en caída libre,
o que cincuenta, en un tiro parabólico.

A mi también me metió en una bolsa negra.
Me dejó a la deriva, con un pedazo del hilo
con un cepillo de dientes
y boletos viejos de cine
que no sé a quién le sirven
si de todas maneras
lo metió todo en una bolsa negra,
para dejarla en la esquina.

(o en un rincón de su cuarto,
uno al que ya nunca irá).

No hay probabilidad cero ni probabilidad uno,
la mecánica cuántica me pide llorar;
"Debo tener algo, ya ves que soy medio raro"
Y no puedo encontrar en un diccionario la expresión
"Ya no me siento enamorado"
Google tampoco parece saber,
sólo la bolsa negra se tilda de absoluta.

Hubiera querido poder entregarme por completo

Pero había que evitar
el destino de la bolsa negra.
Tantos verbos, tantos no lo sé;
Lo que pasó entre nosotros no fue mentira

(entonces, ¿por qué la bolsa negra es lo único que me parece verdad?)