domingo, 14 de julio de 2013

El acto de llorar.

En las Islas de Verano, según cuenta George R. R. Martin en su cuarto libro de Juego de tronos, la muerte se celebra con la vida. Así, para llorar, sus habitantes hacen el amor.

Deberíamos llorar así más seguido.
Así deberíamos llorar la muerte.


viernes, 5 de julio de 2013

Abigail

-¿A poco te gusta el laboratorio? -
Sí, me gustan los láseres y las lentes, los prismas y los colores. Me gustan las cosas que entiendo.

Abigail casi siempre usa vestidos. Lleva el cabello largo, larguísimo y suelto, con unos cuantos mechones pintados de rojo. Me intimida cuando lleva la frente descubierta, cuando me mira con la cejas ligeramente fruncidas, o con ese gesto serio propio de su papel de ayudante de laboratorio. Me intimidan sus anotaciones en azul o negro -pero jamás rojo, como su cabello- sobre mis prácticas del laboratorio.

 - Hola Abi -

 Abi. AbiAbiAbi. Me gusta la contracción de su nombre. Me gusta que mi profesor le diga "Abigato". Y a veces no puedo evitar usar ese tono infantil en su presencia. Ese "Abi" agudo y tierno. Por que me intimida: me intimidan sus ojos cuando lleva la frente descubierta, me intimidan sus preguntas, porque en el fondo sé que lo sé, pero en la superficie es tan complicado... Pero Abigail es amable, y dice "No es un examen". Y yo lo sé.

El profesor me habla de "tu hermana Abigail", pero nunca he sentido una fraternidad tan lejana. No sé cómo acercarme a Abigail. Por que me intimida su conocimiento, me intimida que sea tan inteligente. 

Abi. AbiAbiAbi.
Me gusta tu risa Abi. Me gusta tu sencillez y tu manera de ver las cosas. Me encanta cuando me explicas y cuando haces deducciones. Me gusta que te gusten los gatos, como a mí. Me gusta que te rías de todo, que cuentes las cosas riéndote y respondas riéndote. Te admiro Abi. Si alguna vez quisiera ser como alguien, definitivamente sería ser como tú.
Me das miedo porque te admiro Abi, porque no sé cómo acercarme a ti.

Abigail siempre encuentra temas de conversación que me sacan de mi timidez habitual. Me pregunta cosas y siempre me hace sentir que hablo de más. Abigail me hace alinear los dispositivos experimentales para que aprenda, siempre trato de mostrar la mejor disposición, el mayor interés. Me es muy fácil proponerle cosas que se me ocurren, a diferencia de a muchas otras personas.
A Abigail le gusta el panqué de elote. Nunca había conocido a alguien que le gustara el panqué de elote. Quisiera hacerle uno. Quiero decirle que le estoy inmensamente agradecida, porque aunque ella no lo sepa - ni yo pueda decírselo -, me dio un lugar en este mundo que escogí que es la ciencia. Antes de trabajar con ella me sentía tan perdida, tan asustada. Ella y el profesor me centraron, me regresaron a la posición de equilibro. Me libré de grandes esquinas y encontré lo que tanto estaba buscando. Toda gracias a un simple comentario. Todo gracias a la agudeza y el entusiasmo de Abigail.

Mis amigos dicen que los intimido porque soy inteligente y - ellos utilizan esa palabra- culta. Ahora sé lo que ellos sienten: porque Abi sabe de todo un poco, lo que no lo averigua o lo pregunta.
Me gusta la mente de Abi. Su mente me resulta hermosa.
Por esa me da miedo cuando lleva la frente descubierta y me clava la mirada. Ojalá nunca deje de aterrorizarme.
Ojalá un día yo pueda aterrorizar a alguien como ella.

 Srita. Entropía ~ 

martes, 2 de julio de 2013

Citogénesis humana


¿Qué tal que a Dios le pasó como a Fleming? un día se asomó en el microscopio y allí estábamos, desordenados, espontáneos: voraces.
Las hebras de nuestros genes vienen de sus sueños, los cuales incluían el anhelo por la eternidad y el deseo de adoración.
A lo mejor Dios se puso tristísimo cuando descubrió que éramos mortales, que nos íbamos muriendo conforme el tiempo pasa. 
Quizás Dios no ha encontrado realmente la forma de hacernos eternos, para siempre poder observarnos.

[Apuntes, apenas. Me desperté el otro día con esa idea en la cabeza].

Srita. Entropía ~ 

sábado, 30 de marzo de 2013

Quiérote

Porque la vida es fácil y el amor, a la larga, te dejas más motivos para reír que para deprimirte. Porque afortunadamente existen la homeopatía y las terapias que no requieren más de un día a la semana. Porque, al final, no se nos ha caído el mundo encima, ni hemos muerto más que un poquito, por lo menos una vez al año.
Porque es rico variar entre café, té y chelas, recordando que el desenfreno es completamente válido, que también la vida se trata de impulsos que nos llevan a anécdotas a futuro para curarnos la incertidumbre. Porque hablarte es también como asomarme un poquito en mi, por aquello de que me conoces de toda la vida y dirigirme a ti es, un poco, dirigirme a ti, con ese típico "Ay" de "qué pendeja eres, pero aquí estoy, tras años o meses, aquí estoy para ti".
Porque este vínculo se ha hecho más fuerte tras peleas, arrebatadas de galanes, malas intenciones y olvidos pasajeros.
Porque, al final, siempre tuvimos la exclusiva de la vida de la otra. Los jugos para la cruda, las lágrimas para el güey que nos rompió el corazón, los cigarritos (aunque ahora ya no te haga compañía con uno) para maldecir a los hombres, los mails para darnos señales de vida, lejos o cerca. La oportunidad de conocer el mundo mediante metidas de pata y uno que otro acierto, y tener a alguien allí que nos conoce desde que supimos que era, para empezar, una pata.

Qué loco. Y después de 16 años de conocerte por fin voy a poder regalarte unos estúpidos aretes que vas a poder usar.

Te quiero, Melko.

jueves, 21 de marzo de 2013

Jueves.

Y no estudies
Y no te peines
Mejor quédate esperando
la lluvia

[¿Ya estás estudiando y peinándote, Señorita Entropía? Otra vez te agarró la madrugada]

lunes, 18 de marzo de 2013

Dicen que llevamos el infinito en el corazón

Leyendo un texto de Sabines sobre Adán y Eva, recordé que Hemingway solía decir que "Hacer el amor es hacer una tregua con la muerte". El amor real y veraz lo hace.

Y entonces me di cuenta de que Adán y Eva definitivamente sabían el secreto de vivir para siempre.
Y sólo me dio más tristeza.

Srita. Entropía.

sábado, 2 de marzo de 2013

Sweet nothing


A pesar de la identificación entre la entropía y el desorden, hay muchas transiciones de fase en la que emerge una fase ordenada y al mismo tiempo, la entropía aumenta. En este artículo se muestra que esta paradoja se resuelve haciendo una interpretación literal de la famosa ecuación de Boltzmann S = k log W. Podemos verlo en la segregación de una mezcla tipo coloide, por ejemplo cuando el agua y aceite tienden a separarse. También en la cristalización de esferas duras: cuando agitamos naranjas en un cesto, éstas se ordenan de forma espontánea. De estos casos se deduce el concepto de fuerza entrópica o interacción, muy útil en la ciencia de polímeros o ciencia coloidal

Ya es de mañana Señorita Entropía: veo el sol que quiere asomarse por entre tu cabello cuyas puntas fuiste regando ayer por el camino. Este es un duelo contra el que no debes luchar, sólo dejar que te invada como el aire, que te rompa por completo. Luego decide cómo construirte. 
Deja de arrancarte la piel de los labios y déjate en paz los tobillos. Dicen que amar te separa de los demás y tú debes aceptar este éxodo, este destierro y replantearte las matemáticas: hoy, uno y uno no son uno. Son conjuntos ajenos, disjuntos, inconexos. Ya le salieron hojas verdes de nuevo al árbol fuera de tu balcón señorita Entropía y tú sigues enmarañándote la cabeza con los pétalos imaginarios de un tulipán y las promesas de una margarita. Ya pasó el invierno y debes florecer; deja de arrancar las hojas de tus poemas. Ponte a escuchar música con tus grandes audífonos para que no te dé frío en las orejas y tampoco en el cuerpo cuando vuelvas a bailar. Deja de contorsionar ficciones entre los márgenes de tus apuntes, de hacer grullas y perderlas en la inmensidad de los agujeros negros de tu vida. Deja de tragarte los gritos que vienen desde la punta de tus pies y deberían hacer que te duelan los dientes y la garganta. Llora señorita Entropía, pero no tengas deseos de morirte a las tres de la madrugada. Quédate pero no te cuentes los moretones ni dejes de girar. Siempre vas a caer, el suelo siempre va a estar ahí, así que mejor nos vamos acostumbrando. No se ha perdido todo lo que te encarna, este es sólo otro silencio que puedes combatir con el piano, una hoja en blanco para la que te dieron tinta y crayolas. 
Ríete señorita Entropía, no porque te veas más bonita que llorando, sino porque si la vida no te da paz, dásela tu a ella. El cuervo vino y también la muerte, con la esperanza oculta en esquinas de noche y en el sombrero del gato. En lugar de intentar enseñarte a hacer aviones de papel, el amor de tu vida te enseñó a hacer helicópteros, ¿qué hacemos si nos dan un camino? Dibujamos atajos. 

La valentía no se trata de no tener miedo. El amor no se trata de "nunca tener que decir lo siento". 

Yo soy irreversible. Soy desorden. Soy micro estados y probabilidades. 
Pero nunca seré yo la que huya y se esconda.

domingo, 24 de febrero de 2013

Heart skipped a beat

No es mi costumbre recuperar los latidos perdidos en la secuencia de mis ciclos cardíacos al presentarse un sobresalto. El estupor, el temblor. Una mirada, sonrisa ajena, que se lo lleva, haciéndome añicos el pulso.

Pero la verdad es que sentí ganas de regresarte el favor. De hacerte mi fenómeno estetoacústico favorito.

Algo en ti me pidió que te robara uno también.

Srita. Entropía ~



lunes, 14 de enero de 2013



Sucede
la lluvia
la falta de hojas sobre el árbol
y el hueco de un mano desnuda
(que no me recorre,
sólo me susurra)

Suceden
trenzas en mi cabello
tierra en mis tobillos
y nadie que mire por la ventana

Sucede
lo inevitable de las cornisas
y de las caídas

El desfase de las nubes
y de los trabalenguas;
las catástrofes de tu cabello
y el entrelazo de todos los hilos.

éxito
agitación
La ausencia de hojas en el árbol
y la cavidad de la mano desnuda
(No me
susurra solamente)

ocurrir
trenzas de pelo
tobillos país
y nadie mirando por la ventana

Srita. Entropía ×
[Y lo demás que sucedió, sólo sucedió]